Fecha: 2019-05-05 22:57:55
En la cocina hay una especie de florero. Antes de preparar la ensalada solo tenés que sacar la planta que está en él, cortar las raíces y servirla. Ni siquiera hay necesidad de lavar las hojas. ¿Te imaginás algo tan saludable? Se trata de cultivos hidropónicos y es una técnica que gana cada vez más adeptos en el mundo entero.
¿De qué va esta tendencia? Visitamos dos emprendimientos tucumanos donde ya están desarrollando técnicas hidropónicas. Lo que hacen allí, básicamente, es cultivar plantas sin usar tierra, solo con agua a la cual se le añade una solución de nutrientes que contiene todos los elementos esenciales vitales para que el vegetal se desarrolle y crezca.
Los invernaderos están repletos de hojas verdes y algunas moradas. Las plantas crecen en largos caños de PVC con orificios. Por estas estructuras circula el agua con la ayuda de una bomba.
Para describir esta tecnología se podría recurrir a una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Es que la hidroponía no es algo nuevo; ya se practicaba en los Jardines de Babilonia y se trata de una cualidad que tienen las plantas: la de crecer sin necesidad de que haya tierra.
Otra característica importante de esta técnica es la generación de mayor producción en menor espacio. Además, se puede cultivar durante todo el año bajo cubierta y no es necesaria la rotación. “Al ser una producción urbana, minimiza el costo de transporte porque se produce y se consume en la misma ciudad. Favorece a una alimentación más sana porque se sabe exactamente cómo se produce el vegetal y si se usó o no algún pesticida”, añade.
Para llevar adelante su proyecto, Sobrino se unió a su compañero y amigo de toda la vida, Martín López Cruz. Ambos desarrollaron “Sanus” después de haber participado en varios cursos sobre el tema. En el fondo de la casa de un familiar en Yerba Buena montaron el invernadero y arrancaron con la plantación sin tierra de cuatro tipo de lechugas: mantecosa, criolla, crespa y cuatro estaciones. Todavía no comercializan los vegetales, pero pronto lo harán en un supermercado que tiene presencia en Tucumán y en otras partes del país, cuentan.
Ellos hicieron todo: desde el diseño de caños hasta la instalación eléctrica para la bomba y los microtubos de riego. “Se usan menos recursos: toda la cosecha es manual y el agua recircula todo el tiempo, con lo cual esta técnica utiliza 90% menos de agua que el cultivo en tierra”, resaltan.
Cuatro veces al día miden el PH del agua y controlan que cada plantita crezca bien. A la primera huerta hidropónica la hicieron en el balcón de un departamento así que ellos no tienen dudas de que en un futuro no muy lejano cualquier persona podrá sembrar y cosechar lo que pone en la mesa sin la necesidad de tener tierra en su hogar. “Además, esto es muy terapéutico. Uno se encariña con las plantas; las ve crecer”, resumen.
Volver a empezar
Para Matías Paz Cossio la hidroponía fue el sinónimo de borrón y cuenta nueva. Es abogado y durante muchos años trabajó en relación de dependencia, aunque nunca dejó de soñar con tener su propia empresa. “Ya había cumplido un ciclo en mi vida y era momento de cumplir mi anhelo”, recuerda.
Mientras buscaba qué emprendimiento llevar adelante se encontró con la hidroponía. Y aunque no había mucha información en nuestra provincia, se largó a desarrollar este innovador proyecto llamado “Tenda Verde” que se tradujo en la instalación un enorme invernadero en Tapia donde hoy crecen miles de plantas.
Las lechugas se pueden encontrar en bolsa. Se venden con raíz incluida, por lo tanto la gente la puede llevar a su casa y ponerlas en un recipiente con agua para que se conserve más y no haya que desechar hojas con el paso de los días. “Lo que ofrecemos es un ser vivo y eso la gente lo valora mucho; es como sacarlo directamente de la huerta y llevarlo al plato”, resalta.